No se caza a los golpes, sino con dardos untados con curare. El chamán los prepara en forma ritual.
Se cazan monos, aves y pecaríes.
Nunca se cazan venados, ni serpientes ni jaguares, ni el águila.
Los espíritus de la selva te estarán observando y hacerlo te traerá graves consecuencias.
La selva es un orden delicado y armonioso. De su observancia depende la vida.
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